martes, 23 de marzo de 2010

Ka yeh pie’y

Ka yeh pie’y

Ku xëëw kidaknë
Kuchëpë’y jatnëp yëh,
Yukjotm jäts aamjiotm witity
Jäts xjaymiëëtëd.
Ku po’iantaakt,
Tsap ix míts
Jäts x’aaxtukt ka pië’y
Madi mtuu mojëp.
Ku xiëëny tyaakt,
Duún pitsnëdë ixëm jëën
Nëy duún ixëm kuma’y,
N’its xëëw kiäxjëkomë jaduúk o’k.

Las flores del jaguar
Cuando se oculta el sol
En felino de flores se convierte,
Recorre selvas y montañas
Para que lo tomes por nagual.
Bajo la luz de la luna
Observa la bóveda celeste
Ydescubrirás las flores del jaguar
Que cada día guiarán tus pasos.
Al presentarse la alborada,
Se apagan como la lumbre,
Igual que en un sueño nocturno,
Yel día nos saluda de nuevo.

Martín Rodríguez Arellano
Poeta ayuuk (mixe) de Oaxaca

El Maíz

El Maíz
Texto de Guillermo Bonfil Batalla

Durante milenios, la historia del maíz y la de los seres humanos corren paralelas en estas tierras. Más que paralelas: están indisolublemente ligadas. El maíz es una planta humana, cultural en el sentido más profundo del término, porque no existe sin la intervención inteligente y oportuna de la mano, no es capaz de reproducirse por sí misma. Más que domesticada, la planta de maíz fue creada por el trabajo humano.

Al cultivar el maíz los seres humanos también se cultivaron. Las grandes civilizaciones del pasado y la vida misma de millones de mexicanos de hoy, tienen como raíz y fundamento al generoso maíz. Ha sido un eje fundamental para la creatividad cultural de cientos de generaciones; exigió el desarrollo y el perfeccionamiento continuo de innumerables técnicas para cultivarlo, almacenarlo y transformarlo; condujo al surgimiento de una cosmogonía y de creencias y prácticas religiosas que hacen del maíz una planta sagrada; permitió la elaboración de un arte culinario de sorprendente riqueza; marcó el sentido del tiempo y ordenó el espacio en función de sus propios ritmos y requerimientos; dio motivos para las más variadas formas de expresión estética; y se convirtió en la referencia necesaria para entender formas de organización social, maneras de pensamiento y saberes y modos de vida de las más amplias capas populares de México. Por eso, en verdad, el maíz es fundamento de la cultura popular mexicana.

Hay, pues, por todo lo anterior, lo que podría llamarse un proyecto popular en relación con el maíz. Esta planta, con toda su compleja red de relaciones económicas, sociales y simbólicas que la tienen por centro, adquiere un significado profundo para el pueblo mexicano; es un bien económico fundamental y un alimento insustituible, pero es mucho más que eso.

Frente al proyecto popular, abiertamente opuesto a él, se yergue otra manera de concebir el maíz. Otro proyecto. Éste pretende desligar al maíz de su contexto histórico y cultural para manejarlo exclusivamente en términos de mercancía y en función de intereses que no son los de los sectores populares. Hace del maíz un valor sustituible, intercambiable y prescindible. Porque excluye, precisamente, la opinión y el interés de los sectores populares, los que crearon el maíz y han sido creados por él.

El enfrentamiento entre ambos proyectos está entablado.